Años atrás el tema de la nube me agotaba tanto como escuchar mil veces al día “despacito”. El tema de la nube era muy reciente para todos, no obstante, era algo más común de lo que podíamos imaginar. Pero ¿Por qué tan común? ¿Qué es trabajar en la nube?
En resumen: trabajar en la nube es almacenar datos en Internet en lugar de hacerlo en nuestro disco duro local; es ejecutar programas en Internet en lugar de ejecutarlos en nuestra computadora. La nube es solo una metáfora para referirnos a los sistemas que ejecutamos en Internet.
Realmente es tan habitual utilizar la nube que lo hacemos desde años atrás cuando almacenábamos datos en Google Drive, OneDrive e inclusive en nuestros correos electrónicos de Gmail, Hotmail o Yahoo!.
Aún recuerdo antes de utilizar Google Drive, que cargaba en más de una ocasión un archivo a mi correo electrónico solo para almacenarlo en línea y no tener que comprar un USB (memoria flash) para llevarlo a la universidad.
Cuando desempeñé el rol de gerente de tecnología en una compañía, fui desconfiado de la nube durante algunos años, pues pensaba que la información de nuestra empresa estaba en manos de un tercero que podía sustraerla. Creo que siempre hay vulnerabilidades, pero también creo que abusé de mucho cine de hackers, James Bond y Edward Snowden. Al pasar los años fui cambiando de paradigma. Me di cuenta de que la organización podría eliminar las limitaciones de alcance al transferir la información sin depender únicamente de sistemas no oficiales de la compañía como “Megaupload” o cuentas de Dropbox gratuitas; descubrimos las ventajas de utilizar SharePoint, y aprendimos a colaborar en tiempo real a través de un solo documento. Sencillamente varias personas al mismo tiempo editaban un documento que podía ser una propuesta que se debía entregar a un cliente. La misma, a la vez estaba siendo mejorada gráficamente por el diseñador, verificada por el consultor de ventas y analizada por el gerente financiero; todos trabajando de manera simultánea en un documento que estaba editándose en tiempo récord.
La nube no solo nos trajo colaboración. En adición nos redujo costos cuando dejamos de invertir en servidores físicos. Utilizamos más eficientemente el tiempo del personal de tecnología al evitar invertir tiempo en mantenimientos de dispositivos, e inclusive mejoramos el tiempo de restauración en casos de desastre.
Aún recuerdo dos momentos en los que afirmamos que el utilizar la nube fue nuestra mejor inversión tecnológica:
1. Posterior al robo de una de nuestras oficinas en México, se llevaron los equipos, pero más valioso que el equipo en sí, es la información, la cual permaneció en la nube. El desafío de adquirir nuevamente el equipo se tramita con calma a través de una aseguradora y una taza de café.
2. Cuando el WannaCry (ransomware que secuestra información) trató de hacernos llorar encriptando los discos duros de un servidor de datos que mantenía información desde el año 2002. Recuerdo que ese día, lejos de querer llorar, soltamos la risa y encontramos la primera razón para activar nuestro Microsoft SharePoint. Toda la información siempre estuvo sincronizada, el tiempo de recuperación total fue de media hora y solo enviamos accesos al personal. Un poco más tarde, el CEO de la organización me indicó que me había ganado un trago de whisky por la restauración tan rápida.
Estas y varias historias más validan la importancia de la utilización de los sistemas en la nube tanto en las organizaciones como a título personal. Es sencillo, opera de manera similar pero a menor escala. Desde que comprendí este concepto me es indiferente si tengo o no mi computadora, dado que la nube me brinda la capacidad de dar continuidad a mi trabajo desde mi celular, cualquier otro dispositivo móvil u otra computadora.